“Un gato y
un zorro discutían, aburridos, sobre quién era el más astuto. Al fin, el zorro
dijo, dirigiéndose a su compañero:
- Tú
pretendes ser el más hábil, pero verdaderamente ¿sabes tanto como lo sé yo? Con
todo lo que yo sé doy caza a mis presas y huyo de los que me persiguen.
A lo cual
respondió el gato:
- Yo, por
mi parte, sólo conozco una artimaña, pero te aseguro que vale por mil.
Y como
ambos deseaban volver a emprender una nueva discusión, aprovecharon el momento
y se enzarzaron en una nueva querella sobre quién era el más astuto.
Pero he
aquí que, mientras estaban en la disputa, se oyeron los ladridos de una jauría
cercana, y los dos interrumpieron la discusión para medir la distancia de los
ladridos. Cuando tuvieron la certeza de la proximidad de los perros, el gato
dijo al zorro:
- Amigo,
empieza a revolver en tu astuto cerebro y busca en tu repertorio de tretas la
que pueda librarte de lo que se nos viene encima. Por mi parte, yo sé muy bien
qué es lo que he de hacer. Adiós.
Y diciendo
esas palabras, el gato se encaramó con prisa y agilidad por el tronco de un árbol
cercano hasta alcanzar la copa, donde se mantuvo a la expectativa, lejos del
peligro.
El zorro,
por su vez, emprendió una desenfrenada carrera, dio mil vueltas, hizo cien
piruetas, engañó montones de veces a los perros que lo perseguían, mientras
buscaba un asilo donde refugiarse. Pero sus esfuerzos resultaron inútiles,
porque no logró despistar por completo a sus perseguidores. Al final, cuando ya
se había refugiado en su cubil, los canes le descubrieron de nuevo, los
cazadores lo hicieron salir de la madriguera hateando fuego al pasto seco y,
echándosele al cuello, un grande Mastín lo asfixió en menos tiempo del que se
tarda en decirlo.
Así acabó
sus días el zorro que tanto se enorgullecía de sus tretas y del gran número de
recursos que tenía para cada momento. A veces es mejor conocer uno sólo, con
tal que éste sea lo suficientemente bueno, pues de lo contrario, queriendo
hacer demasiadas cosas, no se consigue sino perder un tiempo precioso”.
(Síntesis
de El gato y el Zorro, de Lafontaine, en Fábulas de Lafontaine, Salvat Mexicana de Ediciones, México 1979,
p. 137-139).